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MARTA VALVERDE: Una show woman de primera


Trabajadora infatigable desde que debutase con apenas catorce años en El diluvio que viene (todo un fenómeno en España durante el final de los años 70 y el principio de los 80 del siglo XX, un éxito sin precedentes en ese momento, y en los posteriores, en el teatro musical español –), Marta Valverde se ha ganado a pulso, con tesón y entrega, el cariño y respeto del público, que su nombre sea buscado en las marquesinas, que su talento multidisciplinar sea reconocido sobre las tablas. Rostro popular gracias a la pequeña pantalla, actriz en casi treinta películas, es sin duda en el teatro (especialmente en el musical) donde Marta despliega todo su arte y continúa sumando admiradores día a día.


Cosas de papá y mamá es una obra de Alfonso Paso que se estrenó en 1960, interpretada por Isabel Garcés, Manuel Dicenta y Julia Gutiérrez Caba; desde el pasado mes de mayo, el Teatro Quevedo acoge la reposición de un texto que sigue conservando frescura, que es toda una inyección de optimismo, que demuestra estar en plena forma bajo la dirección de José Manuel Pardo y un elenco que reúne a María Luisa Merlo, Juan Meseguer, Naim Thomas, Alberto Delgado y Marta Valverde, quien se encuentra como pez en el agua en este regreso a la comedia (que en realidad no ha abandonado jamás), mientras continúa haciendo bolos con el refrescante espectáculo ¿Hacemos un trío?, el cabaret que la ha reunido con sus amigos y cómplices Natalia Millán y Alberto Vázquez y alterna funciones de microteatro (la última, Y mi mamá también, aún tiene compromisos pendientes), “un formato que me gusta mucho porque tienes al público muy cerca, como también sucede en esta bombonera que es el Quevedo, un teatro cómodo y acogedor en el que la respuesta de la platea te llega inmediatamente, no hay posibilidad de esconderse”.



PREGUNTA.- Actriz versátil donde las haya, en los últimos tiempos aún lo estás demostrando más al alternar el cabaret de ¿Hacemos un trío? con el teatro de texto…


RESPUESTA.- Ahora que hacer veinte mil cosas para salir adelante, por eso, además de lo puramente interpretativo, he optado por poner la formación y experiencia que he ido adquiriendo a lo largo de los años al servicio de las nuevas generaciones e imparto clases de Música e Interpretación. ¡Estoy encantada con mis alumnos!


P.- Seguro que de ahí sale algo muy bueno… Centrándonos en Cosas de papá y mamá, no cabe duda de que Alfonso Paso sigue vigente…


R.- ¡Indudablemente! Apenas ha habido que pulir o podar el texto, sólo dos o tres cosillas muy de la época, por lo demás la representamos tal cual la escribió Alfonso Paso. Y es que, aunque se estrenó en 1960, el tema que toca todavía nos atañe, y lo seguirá haciendo, porque habla de las relaciones personales y familiares, de la soledad a que condenamos a la gente mayor, de cómo el amor siempre es un motor, en fin, de sentimientos de siempre y de ahora mismo.


(de izq a dcha: Naim Thomas, Juan Meseguer, Mª Luisa Merlo y Marta Valverde en Cosas de mamá y papá)


P.- Es un humor sano, blanco, pero muy efectivo y reconfortante…


R.- ¡Sí, ese el mejor adjetivo: sano! Es un humor sin palabras malsonantes, no se tocan temas escabrosos, no es nada incisivo, no es rebuscado: es claro, para todos los públicos, no ofende, llena de satisfacción, de alegría, tan sólo pretende divertir y, de una manera natural, consigue que el espectador capte la moraleja y se la lleve en el corazón.


P.- Coincidís un reparto de diferentes generaciones, pero con un denominador común: el mundo del espectáculo.


R.- Sí, hemos coincidido unos cuantos que nos viene de familia lo de la interpretación y el escenario: Naim viene de una familia de músicos, lo de María Luisa Merlo y Tito Delgado qué decir, los suyos y ellos son historia del teatro, del único que no me sé el árbol genealógico es de Juan, ¡pero se lo voy a preguntar! Somos unos entusiastas y en gran parte eso se lo debemos a lo que hemos heredado.


(de izq a dcha: Natalia Millán, Alberto Vázquez y Marta Valverde en ¿Hacemos un trío?)


El padre de Marta es Lorenzo Valverde, un cantante de amplio registro que gozó de un enorme éxito en los 60 y 70, protagonista de El diluvio que viene, actor y presentador, todavía en ejercicio y con unas asombrosas facultades como ha demostrado en los últimos tiempos en Víctor/Victoria, La bella y la bestia o Follies. Ella y su hermana Loreto recogieron el testigo del que es conocido cariñosamente en la profesión como “el papi” y sus retoños han seguido la misma senda (Blas, el hijo de Marta coincidió con su abuelo en La bella y la bestia y también participó en Los Miserables; Judith y Ruth, las hijas de Loreto, compartieron escenario con su madre en Sonrisas y lágrimas).


P.- Sois una familia que despertáis mucho cariño, el público os admira pero, sobre todo, os quiere…


R.- Tenemos mucha suerte, es algo que siempre me decía mi madre y desde que nos falta hace tres años aún tengo más presentes sus palabras: “Da gracias por lo mucho que me quiere el público, sé consciente de ello”.


(de izq a dcha: Lorenzo Valverde, Marta y Loreto Valverde)



P.- ¿Cómo se consigue empatizar de ese modo con el público?


R.- Yo creo que el respeto que demostramos en escena, el que sentimos siempre que nos ponemos frente al público es algo que se capta, lo perciben. Y luego se trata de trabajar con honestidad, ser de verdad, eso hay que respetarlo como una ley y, a partir de ahí, es sencillo empatizar: si interpretes desde el corazón, te metes en la situación y la vives sinceramente, eso le llega muy directo al público.


P.- Y el trabajo de los genes que también se nota…


R.- Sí, los genes salen y me parece que según pasan las generaciones aún arraiga más el gen artístico porque, ¡menudos monstruos tenemos! Tanto mis sobrinas como mi hijo ya han dado buenas muestras de la vena Valverde. ¡Algo hay en la sangre, jajaja! Luego, claro, el trabajo constante, tomado en serio, a nosotras nos inculcaron desde pequeñas que estuviésemos bien preparadas, hemos ido al Conservatorio, hemos dado clases de interpretación, de danza, de claqué, porque todo es poco y nunca terminas de aprender, hay que estar con la mente abierta y dispuesta, irse reciclando, estudiando técnicas nuevas, hay que evolucionar, ¡por eso me gustan los Pokemon!


(Tres generaciones Valverde: Marta, Lorenzo y Blas)


P.- ¿Qué ves en tu hijo de ti?


R.- En realidad, mi hijo se parece muchísimo a mi padre: tiene su serenidad, ese aplomo y seriedad que yo a veces pierdo porque soy más gamberra; sin embargo, sí me reconozco en Ruth, la pequeña de Loreto, ¡ha nacido vedette!, levanta la ceja a mi estilo, es muy cómica. Sin embargo, la mayor de Loreto y Blas tienen más del papi, más corrección, es un intérprete más sobrio, aunque luego tiene una gran vis cómica pero la refrena, es más reposado, no se deja llevar si no viene a cuento.


P.- Cuando empezaste, compartiendo escenario con él, tu padre era muy popular. ¿Cómo viviste esa presión?


R.- Todavía hoy, es algo que comparto con Loreto, cuando mi padre viene a vernos sentimos una responsabilidad muy grande porque es muy sincero, aunque últimamente nos echa menos broncas, ¡también ha evolucionado como en Pokemon, jajaja! Al principio era un poco terrible porque no paraba, nos daban un montón de notas, mil indicaciones, no sabíamos cómo hacerlo todo: ha sido muy exigente con nosotras, pero sobre todo con él mismo y por eso será siempre un ejemplo. Lo más gracioso es que de pequeña tenía un álbum de cromos con los cantantes de la época y estaba la foto de Lorenzo Valverde y yo cambiaba ese cromo en el cole con las niñas en las Escolapias, lo que me llamaba mucho la atención. Ahora ya están muy habituados, les parece algo natural, y eso se nota en que mi hijo tiene mucho respeto a su abuelo pero a mí ninguno… ¡Si tiene mejor currículum que yo, ahí está dando el callo desde los ocho años!


(de izq a dcha: Marta Valverde, Nina y Paula Sebastián en Mamma mía!)


Marta alcanzó su consagración artística, tapó muchas bocas gracias al maravilloso Cabaret que se trajeron desde Londres dirigido por San Mendes e hizo la reválida con su inolvidable creación de Tanya en Mamma Mia!, interpretación por la que fue galardonada con el Premio Nacional de Teatro en 2009. Y a eso sumamos espectáculos como Por la calle de Alcalá, Barnum, My Fair Lady y algunos otros ya mencionados no es extraño que el público –y ella misma- la considere y valore fundamentalmente como actriz de musicales.


P.- ¿Cómo ves la situación del musical en España?


R.- La situación del musical y del teatro en general es muy mala porque no se nos apoya para nada, al contrario, se nos pone un puñal en la yugular: la subida del IVA hasta el 21% es algo terrible, confío en que terminen por recapacitar, hay un movimiento político en estos momentos, a ver si nos beneficia… Se nos ha hecho un daño terrible a productores, músicos, actores, a cualquiera que tenga que ver con el arte y lo han sufrido tanto los grandes como los pequeños, se han reducido los sueldos, el personal, es una catástrofe…


P.- Y profesionalmente, ¿se empieza a valorar a los actores de musical como merecen?


R.- Siempre ha parecido que los actores de musicales somos menos que los otros, es verdad, se nos mira como si fuésemos peores que el resto; yo he hecho 26 películas pero me veo fundamentalmente como actriz de teatro y sobre todo de musicales, un género que requiere una preparación más exhaustiva, más disciplina: se puede comparar con un atleta porque hay que tener una buena alimentación, dormir un tiempo prudente, preparar el cuerpo, la voz, bailar, cantar, tocar instrumentos, actuar, se es multifuncional.


(Marta Valverde en Chicago)


P.- ¿Cuesta mucho más abrirse camino?


R.- Sería injusta si me quejase demasiado, porque yo he tenido bastante suerte: he ido enganchando casi un espectáculo detrás de otro, porque si no eran musicales era revista o zarzuela, que eso sí que es un sinvivir, no se puede salir con los amigos ni hacer el más mínimo exceso. Siempre he vivido muy bien de mi profesión, de cantar, de ser actriz y he tirado adelante y se han hecho cosas muy dignas, yo he tenido esa suerte. ¡Y antes había revistas! Es un género que echo mucho de menos, es algo muy nuestro, ¿por qué lo hemos dejado de lado? Podrían hacerse libretos con temas actuales, ¡si a todos los españoles nos gustan las lentejuelas, las plumas, el tacón y la malla de red! En cuanto se traen musicales extranjeros con algo de cancaneo tienen mucho tirón, ¡ya veis el mismo Cabaret!


P.- Al margen de tu padre, ¿cuáles son tus referentes artísticos?


R.- Tuve la fortuna de empezar muy joven y coincidir con grandes actores a los que me sentaba a contemplar entre cajas, fijándome como los búhos tal y como hacemos ahora Naim y yo en cada función con María Luisa y Juan. ¡Es un máster de interpretación diario! Eso me ha sucedido con Antonio Ozores, Juanito Navarro, Marisol Ayuso, Quique Camoiras, con el que trabajé en cine, teatro y televisión, ha sido un maestro. ¡Esos cómicos de toda la vida que cantaban, bailaban, sabían claqué, tocaban todos los palos! Tal vez mi gran referente sea Florinda Chico, que no tenía necesidad de hacer nada en el escenario para volver loca a la gente; Loreto me dice a veces que me parezco a Florinda y me parece el mayor piropo posible. También debo decir que me he fijado en algunos para saber qué no debo hacer, ejemplos que no sigo pero me callo…


(Marta Valverda, Alberto Vázquez y Natalia Millán en ¿Hacemos un trío?)


P.- ¿Cuál es la interpretación que el público más te recuerda?


R.- Me hablan mucho de Cabaret y Mamma mía!, por supuesto, pero una vez que sorprendí al público y aún hay quien me lo comenta fue en El diario de Ana Frank; lo hablaba recientemente con Alberto Vázquez, que también estaba en ese musical: hubo funciones en que notaba que el público se reía cuando hacía mi primera aparición, se predisponían para la comedia y ¡menudo dramón les presentaba! ¡Nada menos que el papel por el que Shelley Winters ganó un Oscar! Esos personajes que en principio resultan ajenos a mí me los valora mucho el público, tal vez porque me han elegido directores y productores extranjeros que no tienen prejuicios ni encasillamientos a la hora de buscar el intérprete que les resulta adecuado.


(Marta Valverde en Mamma mia!)


Y como el espectáculo debe continuar y la función ha de empezar en unos minutos, Marta vuela hacia el camerino que comparte con María Luisa Merlo para dar los últimos toques a su maquillaje y a su peinado, para transformarse en Luisa, su personaje en Cosas de papá y mamá, función destinada a permanecer en la cartelera un largo tiempo, lo que no será obstáculo para que la actriz y cantante siga alternando géneros y espectáculos con su oficio, soltura y calidad habituales.


Óscar López, Pablo Vilaboy

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