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LO TUYO Y LO MÍO: Tal como éramos.


Aunque nada pueda devolvernos la hora del esplendor en la hierba y de la gloria en las flores, no debemos afligirnos porque la belleza subsiste siempre en el recuerdo.” (William Wordsworth)


Ahondar en la nostalgia colectiva de varias generaciones de espectadores conduce a jugar una baza creativa tan sugestiva como peligrosa. Es sencillo encontrar lugares comunes en la memoria sublimada del sentir generacional y, en base a ellos, construir un engranaje teatral de espíritu evocador. Hacerlo de manera inteligente sorteando la superficialidad hueca de lo evidente supone ya un proceso de mimo artístico y sensibilidad receptiva a cuanto conforma las pequeñas grandes cosas de la vida, que en absoluto son frecuentes a la hora de edificar un espectáculo tal.


Lo tuyo y lo mío, la comedia musical producida por ConUnCantoEnLosDientes que hasta el 21 de junio se estará representando en el Teatro Fernán Gómez de Madrid, se presenta para cualquier espectador despistado como el enésimo musical retro de mediano formato que con harta frecuencia pululan por la muy poco imaginativa cartelera teatral madrileña. Sobre el papel nada nuevo nos ofrece la línea argumental de la obra: A través de un continuo encadenado de grandes éxitos musicales de ayer y de hoy (fragmentos de hits de Rocío Jurado, Raphael, Mecano, Karina, Presuntos implicados, Fangoria, Shakira o Celine Dion sirven de base dialogada a la chispeante dramaturgia que la vertebra) somos testigos de todos y cada uno de los trazos emocionales que dan color, forma y perspectiva al retrato de una pareja corriente desde sus primeros lances de enamoramiento ingenuo hasta el inevitable desencanto con el que se estrella el amor que una vez habitaron felices. Ningún atisbo de originalidad aviva esta crónica sentimental hilvanada a través de heterogéneas y reconocibles estrofas musicales. Poco importa. La brillantez como en todo lo esencial reside en el fondo y no en la forma.


(De izq a dcha: Didac Flores, Karen Gutiérrez y Manuel Ramos)


El equipo artístico de Lo tuyo y lo mío rechaza acomodarse en lo fácil. Hace de los envoltorios musical y escenográfico de la función unos meros disfraces teatrales (muy efectivos y coquetos por otra parte), porque lo que en realidad le interesa es nutrir de empatía afectiva la hermosa criatura escénica que va gestando, minuto a minuto, en el interior dramático de la historia que la sustenta. Hallamos en Lo tuyo y lo mío tanta atención al detalle de cada pulsión del concreto sentimiento, tanta honradez interpretativa y tanta complicidad en la emoción con el público que hablar de gozo entrañable para definir la vivencia de sus 75 minutos de duración es quedarse corto.


(Manuel Ramos y Karen Gutiérrez)


Afloran en el disfrute de Lo tuyo y lo mío sonrisas, ternura, sensualidad, amargura, ilusiones y ensueños, amor y desamor… todo aquello que origina y alienta el microcosmos de una pareja; existiendo en el modo en que esta sobresaliente producción teatral nos incita a identificarnos con el poliédrico universo que nos muestra, una corriente irresistiblemente humana que debe la quintaesencia de su encanto a un trío de actores en permanente estado de gracia: Karen Gutiérrez, Manuel Ramos y Didac Flores (responsable también de la magnífica dirección musical de la obra). Se da en estos tres intérpretes una armonía vocal y dramática de tal calibre que resulta difícil hallar otra palabra que no sea “perfección” para resumir la consumada ejecución actoral que hacen del libreto. El dominio escénico exhibido por Karen, Manuel y Didac bajo la minuciosa dirección de Joan Mª Segura i Bernadas deja así una huella indeleble en el corazón debido a la sabiduría con la que hacen suyos evocación y encanto elevados a la máxima potencia.


(Didac Flores)


Nada puede devolvernos aquellos momentos de esplendor en la hierba y de la gloria en las flores que cuajaron en su día la común alma enamorada que poseímos con otro. A veces incluso la belleza perdurable del recuerdo se ve deslustrada por la acumulación inclemente de desengaños que hemos de sobrellevar. Por ello es gratificante toparse de cuando en cuando con obras como “Lo tuyo y lo mío” con cuyo goce vuelve a entronizarse en nuestro ánimo la fuerza diamantina de la nostalgia bella.



“¿Será que era todo tan sencillo entonces,

o el tiempo ha vuelto a escribir cada línea?

Si tuviéramos la oportunidad de hacerlo todo de nuevo,

Dime, ¿lo haríamos? ¿Podríamos?”

(Tal como éramos)



Pablo Vilaboy.


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